Washington. La República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda firmaron ayer en Washington, bajo los auspicios de Estados Unidos y Qatar, un acuerdo para poner fin a un conflicto armado en el este del primer país africano que ha causado miles de muertos.

El acuerdo, suscrito por los cancilleres Therese Kayikwamba Wagner y Olivier Nduhungirehe, del Congo y Ruanda respectivamente, en presencia del secretario de Estado estadunidense, Marco Rubio, establece la promesa ruandesa de poner fin a sus medidas defensivas en territorio congoleño, que en gran medida se encuentra bajo control del grupo rebelde Movimiento 23 de marzo (M23).

Toda la zona comienza un nuevo capítulo de esperanza y oportunidad, armonía, prosperidad y paz, declaró el presidente Donald Trump y añadió que este es un día hermoso.

El acuerdo entre ambas naciones africanas ofrece grandes posibilidades al gobierno y a las empresas estadunidenses de obtener acceso a minerales críticos, como tantalio, oro, cobre y litio, necesarios para gran parte de las industrias de tecnología mundial en un momento en que Estados Unidos y China compiten activamente por aumentar su influencia en África.

El Congo posee grandes reservas minerales sin explotar, calculadas en 24 billones de dólares.

Los rebeldes del M23, que según expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y Estados Unidos reciben apoyo militar de Ruanda, avanzaron significativamente en el este de la RDC desde enero, y se apoderaron de ciudades claves como Goma y Bukavu.

Massad Boulos, asesor principal de Trump para África, aseguró que el pacto incluye el levantamiento de las medidas defensivas por parte del gobierno ruandés.

El acuerdo también incluye disposiciones sobre el respeto de la integridad territorial y la prohibición de hostilidades en el este del Congo, así como el desarme e integración condicional de grupos armados no estatales, sin referirse específicamente al M23.

El gobierno de Ruanda negó las acusaciones de su supuesto respaldo al M23 y exigió también el fin de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que operan en el Congo, establecido por hutus vinculados a los asesinatos de tutsis en el genocidio de 1994.

Desde hace más de 30 años que Kivu del Norte y Kivu del Sur, zonas congolesas ricas en minerales y fronterizas con Ruanda, viven bajo la violencia.

Congo es el principal productor mundial de cobalto, posee al menos 60 por ciento de las reservas mundiales de coltán, un mineral estratégico para la industria electrónica que despertó especial interés en el presidente Trump.

En abril el presidente del Congo, Félix Tshisekedi, y Massad Boulos, discutieron en la capital congoleña sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo minero entre RDC y Estados Unidos.