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Desarrollan programa con IA para identificar a infantes extraviados

El proyecto Regresa, de la UNAM, descifraría cambio de fisonomía de los niños ausentes a través de los años

 
Periódico La Jornada
Domingo 1º de junio de 2025, p. 6

En México hay, por lo menos, 11 mil 380 niñas, niños y adolescentes hasta de 15 años de edad desaparecidos. De ellos, 80 por ciento tienen más de dos años en esta condición, según el registro nacional oficial

Ante el desafío que representa conocer los cambios en sus rostros tras varios años sin ser vistos por sus familiares, el Centro de Estudios Antropológicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrolla un programa informático con inteligencia artificial (IA) para mostrar su progresividad.

El proyecto titulado Regresa, que inició en 2023, está a cargo de la antropóloga investigadora Ana Itzel Juárez Martín. En entrevista con La Jornada, expone que actualmente hay muchos programas que trabajan con el contorno del rostro para ver su evolución, pero sólo hacen las facciones más grande, no necesariamente como biológicamente crece.

Destaca que el rostro es muy potente en términos de identificación y su estudio para el reconocimiento facial tiene mucho tiempo desarrollándose. Las fiscalías cuentan con estos programas, pero no están basados en inteligencia artificial, a la que se le puede enseñar el desarrollo de la cara a lo largo del crecimiento ontogénico, desde que nacemos hasta la mayoría de edad.

Explica que para el programa que trabaja junto con su equipo, la mayoría voluntarios egresados han conformado un banco de imágenes de personas mexicanas en progresión de edad, con el fin de iniciar el entrenamiento del dispositivo.

El objetivo, subraya, es generar un algoritmo robusto para que aprenda cómo es el crecimiento y una vez listo proyecte cómo se vería un niño tras cinco o 10 años desaparecido, lo que ayudaría a orientar su posible identificación. También permitiría la regresión de edad, es decir, que una persona adulta pueda saber cómo se veía en la infancia.

En el banco de imágenes, detalla la investigadora, tenemos referencias de las personas sobre cómo eran cuando tenían un año, por ejemplo, hasta los 21. Entonces, sabemos cómo fue progresando cada individuo. Esto, la máquina lo aprende y nos puede decir cómo cambia no solamente el contorno, sino a nivel de cada segmento del rostro cómo va creciendo”.

Juárez Martín indica que a través de pruebas piloto confirmamos que el rostro tiene una dinámica de crecimiento a lo largo del desarrollo que va en diferentes ritmos, lo que también está marcado por las hormonas. Por ejemplo, dice, hacia la adolescencia se empiezan a adquirir características del dimorfismo sexual propio de nuestra especie, pilosidad facial, textura de la piel y marcaje, como el de la mandíbula.

A diferencia de otros programas, Regresa –que aún no tiene fecha de lanzamiento y continúa en busca financiamiento– digitaliza una fotografía plana, en 2D, para volverla a una malla que puede ser transformada en 3D, destaca.

Señala que una vez lista esta tecnología buscarán que sea gratuita para las familias con niños, niñas y adolescentes desaparecidos. Estamos claros que las personas que más lo necesitan son ellas, afirma.