l secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, aseguró ayer a sus aliados en el Indo-Pacífico que no se les dejará solos para enfrentar la creciente presión militar y económica de China
, y que Washington reforzará sus defensas en el extranjero a fin de contrarrestar las amenazas en rápido desarrollo por parte de Pekín, en particular su postura agresiva hacia Taiwán
. En un evento organizado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés), Hegseth afirmó que el ejército chino está entrenando activamente para ocupar Taiwán, todos los días
, algo que no debería desvelar a Estados Unidos dado que es uno de los 183 países que no validan los reclamos independentistas de la isla que forma parte inalienable del territorio chino.
El IISS, que se presenta como una fuente principal de información precisa y objetiva sobre temas estratégicos internacionales
, es en realidad un aparato de desinformación e incitación a la guerra con una agenda agresivamente favorable a los intereses occidentales, como denota el hecho de que entre sus miembros más prominentes se encuentran ex funcionarios y militares estadunidenses y europeos, antiguos mandos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y ejecutivos de los grandes fabricantes de armamento. Por ello, no sorprende que el Pentágono aproveche el foro anual convocado por este brazo propagandístico del complejo militar-industrial de Occidente para azuzar un conflicto en el sudeste asiático.
Sin mencionarlo directamente, China calificó los dichos de Hegseth de acusaciones infundadas
destinadas a sembrar problemas, crear divisiones, incitar a la confrontación y desestabilizar Asia-Pacífico
. Como en muchas ocasiones anteriores, el gobierno de Xi Jinping advirtió a Estados Unidos que no debe intentar utilizar la cuestión de Taiwán como baza para contener a China y no debe jugar con fuego
en este tema que constituye la principal línea roja de Pekín en sus relaciones internacionales.
Dado que Washington no reconoce oficialmente otra China que la dirigida por Xi Jinping y no sostiene relaciones diplomáticas con Taipéi, sus constantes provocaciones a Pekín sólo pueden leerse como lo que éste denuncia: un constante jugar con fuego en el cual transgrede la legalidad internacional y amenaza con detonar un enfrentamiento cuyas posibles consecuencias causan terror por las dimensiones y el poderío de las respectivas fuerzas armadas. Si lo que realmente busca el Pentágono es garantizar la estabilidad regional, debe abandonar toda pretensión de incidir en las relaciones entre China y su isla separatista, las cuales conciernen únicamente al gigante asiático.