Opinión
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Cuatro horas esperanzadoras; porque sí existimos
H

e pasado unos días en la lluviosa CDMX, la ciudad donde nací, crecí y trabajé muchos años con la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC) y otras organizaciones. Abrí Facebook hoy y me encuentro un texto del activista, pensador y amigo filipino Walden Bello, quien desde hace años escribe acerca de la ­crisis del multilateralismo. Asevera, entre otras cosas, que las negociaciones para salvar al planeta del desastre climático están en realidad muertas. Cita a Gramsci, quien dijo que el viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos. Esos monstruos son los hacedores de guerra y muerte; Trump, Putin y Netanyahu, y violadores de derechos humanos en nuestro hemisferio, como Bukele, Noboa y el putrefacto Milei. Bello destaca el papel emergente de los países BRICS y del Sur global ­(dominados, sin embargo, por sus propias élites). En este nuevo mundo Trump está dando torpemente un mazazo a la hegemonía de EU y al sistema neoliberal occidental.

Entre tanto deprimente derrotero, marcado por guerras perpetradas por empresas belicistas –representadas por monstruosos presidentes– contra seres inocentes, apenas el jueves pasado me llené de cuatro horas de esperanza, por personas que viven para luchar y que, muy alejados de los centros del poder, dotan de esperanza a la humanidad. Porque, a pesar del mercantilismo capitalista destructor de todo, ¡sí existimos!

Pasé cuatro horas pegado a mi ­computadora participando en dos eventos. Primeramente el seminario Defendiendo la vida: enseñanzas de los pueblos, organizado por María Atilano, quien fue la valiente coordinadora de la RMALC por muchos años, y con personas de la Campaña No Más Acuerdo Global TLCUEM y de la organización Enlace Comunicación y Capacitación. Se expusieron las consecuencias socioambientales de los llamados proyectos de desarrollo, que acentúan el neoliberalismo que la 4T pretende desterrar. Personas como Fernando Hernández, de la organización holandesa Both Ends, Eva Robles, José Godoy y Ramón Vera, de la Red en Defensa del Maíz y la Alianza Biodiversidad en América Latina, hablaron de la importancia de la agricultura como fuente de vida, de la soberanía alimentaria y de alternativas a agronegocios y el extractivismo.

María describe un recorrido por distintas experiencias y propuestas surgidas en diferentes puntos del país, que desde las resistencias, los pueblos, comunidades, organizaciones y grupos luchan por el derecho primordial: la vida, la cual se ve comprometida por ambiciones capitalistas, coloniales y patriarcales, fortalecidas por tratados comerciales y de inversión, y la complicidad de fuerzas políticas y fuerzas armadas. Los ponentes denunciaron a instituciones como la OMC, la OCDE y la Unión Europea (ya no se diga EU), son nodos claves donde se diseñan y refuerzan políticas para el despojo y la marginación a escala global.

En contraste escuchamos cómo organizaciones comunitarias pueden transformar las reglas del comercio, defender territorios, promover la agroecología, las semillas y formas de vida solidarias. Por ejemplo, Eva y José trabajan con un colectivo interdisciplinario y han recuperado más de 60 mil hectáreas del territorio wixárika a través de estrategias de organización comunitaria, acción política, la defensa legal, la investigación y la denuncia de los efectos de agronegocios en la crisis ambiental, de salud, alimentaria, visibilizando soluciones de los pueblos, mediante talleres y en acciones como el intercambio que las mujeres hacen de las semillas nativas. Ramón, colaborador de nuestro periódico (coordinador del suplemento Hojarasca) y quien fue mi maestro de secundaria, afirma que la defensa del maíz es la defensa de la libre determinación de los pueblos (otra sesión será el 3 de julio; registro: https://tinyurl.com/37kh8zj9).

Terminado ese seminario entré en seguida al prestreno en línea del documental Pero sí existimos. ¡Qué título tan adecuado!; emana de la explicación que hace la lideresa ambiental del Mayab, Araceli Domínguez, de que aunque la minera estadunidense Vulcan miente diciendo que no hay una comunidad en resistencia al proyecto CALICA, en las inmediaciones de Playa del Carmen, sí existimos. Pero sí existimos cuenta una poderosa historia de resistencia contra la explotación minera y el daño ambiental. Expone la realidad de tribunales de demandas de inversionistas a estados, mediante los cuales empresas trasnacionales exigen indemnizaciones multimillonarias a países por lucros esperados no obtenidos. Estos mecanismos unilaterales y opacos se establecen a menudo para impedir la aplicación de políticas públicas destinadas a proteger el ambiente, especialmente en países del despectivamente llamado tercer mundo (https://tinyurl.com/bd3cbkzd).

Pero sí existimos ofrece testimonios del daño ambiental, las violaciones de derechos humanos y los ataques a la soberanía mexicana perpetrados por Vulcan, la mayor empresa de asfalto estadunidense. Nos muestra que la enunciación de la existencia de las comunidades de Torres de la Paz es la expresión y reflejo de su resistencia. Saca a la luz las voces que estos paneles de arbitraje, como el CIADI del Banco Mundial, rara vez quieren escuchar, demostrando el poder que pueden tener las comunidades afectadas cuando se organizan y luchan por sus derechos.

Y ¡vaya grupo de personas las que participamos en la presentación del documental! (a ser mostrado próximamente); además de Araceli, Romain Champalaune, director de la película; Quetzal Tzab González, abogado indígena maya; Teresa Gutiérrez Haces, investigadora de la UNAM; Raúl Benet, asesor en temas ambientales; Lucía Bárcena y Julia Senna, del Transnational Institute, y representantes de la Semarnat.

Cuatro horas seguidas de esperanza, insistiendo en el interés público de que no se sigan firmando, ni modernizando, ni actualizando, tratados comerciales neoliberales, como hasta ahora, y en el esfuerzo por que se reconozcan iniciativas de comunidades, organizaciones y grupos que sí existen defendiendo la vida.

*Institute for Policy Studies www.ips-dc.org