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Aprender a morir

Izquierda devota

D

evoto es reverente, apegado, creyente, incluso timorato, obediente, sumiso. Lo contrario a oponerse a lo establecido, a pretenderse de izquierda. En los alegres días del calderonato (2006-2012) apareció la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal, conocida también como Testamento Vital. Sin embargo, el último gobierno del Jesús en la boca, a principios de 2010, ordenó alarmado prohibir el aborto y la Ley de Voluntad Anticipada en las instituciones de salud pública. La nueva Constitución de la Ciudad de México apenas alude a la muerte digna.

La tecnología médica, desentendida de la ética y orientada a utilidades, incrementó laesperanza de vida en las personassin tomar en cuenta que contribuiría al incremento de la población en general y de la tercera edad en particular, como si la muerte no tuviera derechos y sólo recursos económicos. La ley de vida fue desbancada por la de la oferta y la demanda y más que prolongar la existencia, estos avances tecnológicos prolongan agonías con procedimientos artificiales, a menudo contra la voluntad del paciente, aunque para tranquilidad de sus aterrados o aferrados familiares.

Desde esta perspectiva, en 17 años de muy poco ha servido el Documento de Voluntad Anticipada y el derecho de las personas a decidir si continúan con tratamientos que prolonguen agonía o la posibilidad de tener una muerte digna. Congresos federal y estatales, leyes, reglamentos, dependencias de salud, organismos autónomos, universidades, comisiones de bioética, notarías y medios de comunicación operan al margen, si no es que a espaldas, de una ciudadanía urgida de herramientas que hagan menos angustioso y más digno su último trance.

Persiste un vitalismo irreflexivo a partir de dogmas que unos creen superados y la mayoría sigue acatando: la vida es sagrada, así sea inhumana e indeseada sobrevivencia, como si la sombra de distintas creencias religiosas oscureciera el camino a la genuina liberación de añejos fantasmas y tuviéramos que seguir adheridos al falso humanismo, reverenciando valores de siempre. No a las eutanasias, sí a los improbables pero tranquilizadores cuidados paliativos.

En materia de divulgación eficaz, de aprovechamiento del documento de voluntad anticipada y del derecho de las personas a decidir una muerte digna, PAN, PRI y Morena siguen siendo iguales. Izquierda que no libera, tampoco regenera.