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Los de abajo

El Colectivo Salvabosque cumple 20 años de resistencia

L

a defensa de un bosque, un río o una montaña se ha convertido en la lucha más emblemática y radical del planeta. Nada nuevo, es cierto, como tampoco lo es el avance imparable que de los complejos mineros, inmobiliarios, turísticos y un largo etcétera que tiende sus garras con las complicidades correspondientes. Empresas, gobiernos y ahora crimen organizado se convierten en uno solo cuando de destrucción se trata.

Pero hablemos de la resistencia, de esa que se planta frente al megaproyecto amenazador. De la que pone el cuerpo y el alma para defender, por ejemplo, un bosque. Hablemos de quienes enfrentan el fuego depredador provocado por las inmobiliarias que se expanden como plagas dentro del bosque Nixticuil, el pulmón verde más importante del área metropolitana de Guadalajara. Y hablemos también de la perseverancia radical de un colectivo que durante 20 años no sólo ha apagado fuegos, sino que ha aprendido de cada árbol y de cada ave para seguirla cuidando, y para reconstruir vida donde la aplanadora destruye.

El colectivo Salvabosque nació justo hace dos décadas, al calor del sonido de la maquinaria que una noche de 2005 sorprendió al vecindario de una colonia de Zapopan. No imaginaron que 400 árboles estaban siendo talados en esos momentos. No sé si ese día supieron que dedicarían su vida a cuidar cada árbol, a capacitarse como bomberos, reforestadores, educadores ambientales y, en el camino, a construir alianzas.

La defensa del bosque es una acción anticapitalista. El fuego, nos han enseñado, es político. ¿No lo es enfrentar las llamas y la persecución empresarial y judicial, las amenazas de los gobiernos en turno y de los partidos políticos coludidos? Aquí, además de la pedagogía de la resistencia, hay una experiencia que pone en la mesa todos los elementos que amenazan no un bosque, sino el planeta entero.

En estos días de guerras y amenazas delirantes en el mundo, en el Nixticuil hoy es día de celebración a contracorriente. Debe existir mucho espíritu para vivir en alerta permanente durante 87 mil 600 días. Larga vida para los guardianes y guardianas del bosque, para la organización autónoma y para las alianzas que se tejen desde abajo.

Desinformemonos.org