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Las espadas (ideológicas) de Javier Milei
U

no. Desde mucho antes de asumir la presidencia, Javier Milei anunció sus anti: el Estado, la democracia, los políticos y la política, la justicia social, los derechos humanos, la solidaridad, la diplomacia y, por sobre todo, el odio contra los pobres que serían responsables de su pobreza.

Dos. En 18 meses de gestión, Milei congeló el gasto público y social, privatizó empresas estatales, subastó recursos estratégicos, embistió contra la salud y la educación pública, la investigación científica, académica y los símbolos nacionales, ofendió la memoria popular y a sus próceres, judicializó los movimientos sociales y el catolicismo renovador, boicoteó la integración y cooperación con los países vecinos, y todo lo que a su entender olía a progresismo o, sin más, comunismo

Tres. Devaneos que, naturalmente, requerían del apoyo ideológico de algunos seudopensadores que nutren el discurso del presidente. Entre ellos, el panfletista Nicolás Márquez, el teólogo Agustín Laje, y el operador Santiago Caputo. Dato interesante: ninguno con cargo oficial.

Cuatro. El más veterano, Márquez (1975), es egresado del ultramontano William J. Perry Center for Hemispheric Defense Studies (donde el imperio adoctrina a líderes en antiterrorismo), colabora con el Hispanic American Centre for Economic Research (cuyo objetivo es la defensa de la libertad y el libre mercado), y dicta conferencias en las que reivindica los golpes cívico-militares de 1955 y 1976.

Cinco. Los libros de Márquez (algunos con grandes tiradas) llevan títulos sugestivos: El canalla (la verdadera historia del Che); El impostor Evo Morales; El cuentero de Carondelet (Rafael Correa); Perón, el fetiche de las masas; La máquina de matar (biografía definitiva del Che Guevara), etcétera.

Seis. Según Márquez, la ley de identidad de género dice que un hombre disfrazado de mujer es una mujer (sic), que la homofobia es un invento idiomático (sic), y que el aborto es delito. Sin embargo, su segunda esposa lo denunció en 2013 cuando la obligó a abortar. Y en 2008, dos médicos pediatras presentaron una denuncia por abuso sexual a su hija de cuatro años.

Siete. Por su lado, Agustín Laje (1989) también egresó del William Perry Center, y en la actualidad cursa un doctorado en filosofía en la Universidad de Navarra, templo académico del Opus Dei. Laje se victimiza como parte de una generación que vivió toda su vida en democracia, dice que los alumnos del siglo XXI fueron adoctrinados en el relato de los derechos humanos, maniqueo y reduccionista (sic), y dirige la Fundación Faro, sello que recauda fondos para las necesidades electorales del gobierno.

Ocho. Laje predica el respeto a la ley y el orden. No obstante, sus declaraciones resultan algo conflictivas. Tras una de las tantas represiones a jubilados que se movilizan para protestar, comentó: Queridos policías: apunten bien. Cada balazo bien puesto en cada zurdo ha sido para todos nosotros un momento de regocijo. Opinión acorde con la de su tío abuelo, el coronel (r) Raúl Fierro, uno de los más temibles represores del régimen militar en la provincia de Córdoba.

Nueve. Laje ha tratado de hijas de puta (sic) a las madres y abuelas de Plaza de Mayo, por haber enseñado a sus hijos a matar. Y con 2.2 millones de seguidores de suscriptores en su canal de YouTube (a más de un millón en Instagram), se ha convertido en el intelectual estrella de la derecha internacional, y en cruzado de la batalla contra el marxismo cultural (¿?) y el feminismo radical, a más de señalar que el pensamiento políticamente correcto debe librarse en las redes sociales, donde reside el poder de nuestro tiempo.

Diez. Finalmente, la espada con mayor influencia sobre Milei, Santiago Caputo (1984), formateado por el ecuatoriano Jaime Durán Barba, quien seguramente pasará a la historia como el consultor más cínico y amoral de nuestra época.

Once. Sobrino segundo del ministro de Economía Luis Caputo y de Nicolás Caputo (sospechado del intento de magnicidio contra Cristina Kirchner), Milei reconoció a Santiago en su discurso de posesión calificándolo de arquitecto de su triunfo en 2023. Cosa que hoy le permite controlar el aparato de inteligencia, parte del Poder Judicial, la recaudación impositiva, las áreas técnicas y legales de la presidencia, y todo lo atinente a medios y comunicación.

Doce. Rodeado de custodios donde vaya, Santiago Caputo es lo más parecido a un matón de barrio. En el brazo derecho lleva tatuada la frase en ruso Nada es verdad, todo está permitido, que aparece en el videojuego Assasin’s Creed y tomada del libro Russian Criminal Tattoo Encyclopedia.

Trece. Márquez, Laje y Caputo rechazan que se los califique como lo que son: fascistas. Pero se sienten orgullosos cuando se los identifica como ultraderecha dura y pura.