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Netanyahu, presidente gringo // Trump, su secretario de guerra // De víctimas a herederos de Hitler

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▲ Donald Trump y Benjamin Netanyahu, el 25 de marzo de 2019 en la Casa Blanca.Foto Ap
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l genocida Benjamin Netanyahu, presidente de Estados Unidos, ordenó al sicópata Donald Trump, su Oberkommando der Wehrmacht, bombardear Irán y, paralelamente, defender a Israel (elegido de Dios, según la propaganda sionista) de las salvajes agresiones de los palestinos en la franja de Gaza, región en la que, por órdenes del primero y con la complicidad del segundo, hasta ahora han sido masacradas cerca de 60 mil personas, la mayoría niños y mujeres indefensas, amén de la destrucción de las ciudades que la componen.

Se juntó el hambre con las ganas de comer: un par de sicópatas, elegidos por Dios, hacen lo que les viene en gana, porque, muy a su conveniente entender, el Altísimo les dio carta blanca en contra de la humanidad. Y en nombre de él han cometido, cometen, todo tipo de atrocidades.

Trump lleva a Estados Unidos a la guerra contra Irán, tituló La Jornada en su edición dominical, y sí, en el corto plazo, porque en el mediano el alcance de esa agresión, abiertamente violatoria del derecho internacional, apunta a una guerra mundial, la tercera, armada e impulsada por gobiernos cada día más salvajes y alejados de sus respectivos pueblos.

Los sionistas que se instalaron en lo que hoy es Israel fueron víctimas del Holocausto, pero sus herederos, como buenos vividores que son, llevan décadas explotando (política, militar, económica, social y sentimentalmente) esa tragedia causada por las deleznables prácticas de Hitler, Himmler, Heydrich y demás banda de asesinos, es decir, las mismas que ahora puntualmente repiten y ejecutan su propia Endlösung der Judenfrage (solución final al problema judío, pero contra los palestinos, dueños históricos de esos territorios). Y hoy lo hacen, según dicen, por ser elegidos de Dios, es decir, el mismo que no evitó que el nazismo masacrara a los judíos, pero sí les da el visto bueno celestial para arrasar con pueblos enteros.

Del otro lado, pero en la misma dinámica, está el orate Trump, cancerbero de Netanyahu (criminal de guerra) y ejecutor de su propia Endlösung contra los inmigrantes. Este detestable personaje acató la orden de su patrón y bombardeó Irán, con el pretexto –sin prueba alguna– de que esa nación posee armamento nuclear; es decir, el mismo ejercicio de bandera falsa utilizada históricamente por el régimen gringo (sólo como ejemplos: la masacre de los pueblos originarios, la invasión de México en 1846-1848; el hundimiento del Maine en la guerra hispano-estadunidense, 1898; el golpe de Estado en Irán, 1953; el comunismo en Guatemala, 1954; la agresión permanente a la Cuba revolucionaria, desde 1959; el incidente del golfo de Tonkin, en Vietnam, 1964; la invasión de República Dominicana, 1965; el golpe de Estado en Chile, 1973 (y en casi toda América Latina); la invasión de Granada, 1983; la de Panamá, 1989; la de Afganistán, 2001; armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, 2003, y la más reciente, que no la última, bombas nucleares en Irán). Todo en nombre de Dios, el caballito de batalla de los regímenes gringo y sionista para justificar sus delitos de lesa humanidad. Y como éstas cientos más, porque ha sido la constante gringa desde su declaración de independencia, en 1776, y la de Israel, desde 1948).

Parece que en esta ocasión al detestable Donald Trump y a su Dios que le autoriza todo tipo de barbaridades no les saldrá gratis: se desploma su aceptación como inquilino de la Casa Blanca; crece la protesta social interna (y externa) por sus abominables políticas públicas y su intervencionismo en terceras naciones; puede progresar un juicio político en su contra por violar la Constitución estadunidense y el derecho internacional, y pasarse por el arco del triunfo al Congreso de su país, que debe autorizar o rechazar actos de guerra. De pilón, Irán no se doblega, y de entrada ya bloqueó el Estrecho de Ormuz.

Lamentablemente, abundan los imbéciles y ciegos a conveniencia (nunca han visto el genocidio en Gaza) en los gobiernos estadunidense, europeos y uno que otro gato latinoamericano, como Javier Milei (judío converso que no sólo mata de hambre a su pueblo, sino que ha puesto a Argentina a los pies de los sionistas). Y Netanyahu muerto de la risa.

Por cierto, el posicionamiento del gobierno mexicano resulta por demás tibio. Qué bueno que llame al diálogo diplomático por la paz, pero este caso no se trata de un simple desencuentro, sino de un abierto cuan ilegal acto de guerra violatorio del derecho internacional.

Las rebanadas del pastel

Como diría Diego Armando Maradona, los boludos son como las hormigas: están en todos lados, y se congregan en la Casa Blanca y en la Beit HaNassi.

X: @cafevega