A veces no se acercan a nosotros porque la gente nos ve como si tuviera miedo, pero me gusta que vengan a jugar conmigo, externó Nataly, una menor de ocho años de edad, originaria de Venezuela, quien lleva igual número de meses en el campamento irregular migrante en la colonia Vallejo de la Ciudad de México.

Ella dibujaba con una tiza sobre el piso una casa de colores, porque añora tener su propio hogar y, al igual que el resto de decenas de niñas y niños que viven en este precario lugar, pudieron soltarse a carcajadas.

Este lugar, ubicado a las orillas de las vías del tren en la alcaldía Gustavo A. Madero, se convirtió ayer en un espacio de fantasía y, sobre todo, de momentos de alegría con actividades lúdicas que impulsó la Fundación Interculturalidad, Salud y Derechos (Insade), la cual promueve acciones a favor de estas infancias.

Dania García Arreola, coordinadora de niñez y juventudes de esta asociación, llevó a los pequeños por el camino de la imaginación con distintas actividades, a fin de que se olviden de los contextos difíciles de violencia y de discriminación que sufren en el desafío de la migración.

Reunidos en la cancha de básquetbol del barrio, decenas de infantes vivieron un grandioso momento de felicidad: corrieron, jugaron futbol y rayuela, y dibujaron figuras con tiza de colores lo que probablemente son sus sueños y esperanzas.

Anita tiene seis años y es originaria de Colombia. Ella trazó un corazón sobre el piso porque me siento contenta y dijo que le gusta hacer amistades.

s u Los pequeños disfrutaron con las dinámicas que preparó la Fundación Insade, en conjunto con la Fundación Lego y Change X. También recibieron pelotas, juguetes y libros para colorear.Foto Jair Cabrera Torres

Al igual que ella, las niñas y niños fueron agasajados con regalos como pelotas, juguetes de plástico, carritos, pulseras, plumones y libros para colorear; también disfrutaron de leche, galletas, frutas y otros alimentos.

Muchos de ellos lo hicieron, pero con ausencia de algunos padres que salen a trabajar para traer comida a casa, comentó Johana, venezolana, quien agregó que han sufrido un poco en estos días por el frío y las lluvias.

García Arreola señaló que el propósito de estas actividades es sembrar en los corazones y la mente de los pequeños confianza y afecto; a través de los juegos, fomentar la empatía, trabajo en equipo y la comunicación y, al final, puedan compartir también sus necesidades y así poder apoyarles.

Además, se busca sensibilizar más a la comunidad, los niños nos dicen que casi nadie viene a verlos, que a veces nadie habla con ellos, contó.

Los infantes, reiteró, necesitan ser incluidos y contar con espacios seguros, que les demos un poco más de calidez, necesitan que nos acerquemos; lo único que quieren, como todo niño, es tener cariño y jugar.

En entrevista, García Arreola enfatizó que formar niños felices no requiere de complicados y costosos proyectos, sino sólo hace falta voluntad.

La actividad fue realizada en el marco del Día Internacional del Juego, que se celebra este mes, y se llevó a cabo en conjunto con la Fundación Lego y ChangeX.