eitero la importancia de observar continuamente el crecimiento del volumen de electricidad requerido para la producción de –similarmente– un volumen de bienes y servicios. Y cómo –justamente– crece este volumen de bienes y servicios, de ordinario estimado con el agregado monetario construido con los precios registrados en su intercambio en el mercado, y de ordinario considerando una base trimestral, semestral o anual. Así, siempre comento a mis estudiantes de la UNAM la necesidad de observar con atención esta relación energía-producto y calcular su elasticidad aparente mediante la relación de tasas de crecimiento.
La eficiencia hace crecer más rápido el volumen de producto que el volumen de energía. La penetración energética hace crecer más rápido el volumen de energía que el volumen de producto. La elasticidad aparente real conjunta estos efectos. Hay que observarlos en una larga duración. La simple pero atenta observación en la larga duración de la relación que guardan ambos crecimientos nos permite extraer algunas conclusiones interesantes, muy interesantes. Y hacer preguntas similarmente interesantes, que la sola observación del corto y del mediano plazo no nos permite.
Y de ahí podemos partir para identificar la justeza y la justicia de nuestra vida energética. Justeza porque es imprescindible describir y revisar una y otra vez sus movimientos, alzas y bajas, retracciones y recuperaciones, estructura y dinámica. Y no sólo en el corto plazo, siempre volátil y engañoso. Tampoco solamente en el mediano plazo, acaso menos engañoso pero cambiante. Sí, en la larga duración de Fernando Braudel.
Sólo la larga duración nos garantiza mayor solvencia interpretativa. Y, evidentemente, mayor capacidad de imaginar y delinear nuestro futuro deseado, hoy plasmado en la desiderata de un mundo energéticamente más eficiente, con creciente participación de la energía limpia y con similar creciente abatimiento de emisiones de gases de efecto invernadero. Siempre con menor desigualdad y mayor justicia energética.
Comento algunos resultados de la observación de la dinámica energética, eléctrica, de emisiones de gases de efecto invernadero y del producto, en una aproximación de larga duración. Sí, de 1947 a 2025, si se me permite, como aproximación a la larga duración. Y para el caso de Estados Unidos, a reserva de hacerlo próximamente para el caso del mundo mundial
.
Lo primero, el producto de nuestros vecinos se incrementará 11 veces entre 1947 y 2025. Sí, 11 veces en casi 80 años. La energía primaria consumida sólo cuatro veces en esos mismos años. La electricidad, por su parte, creció 19 veces, aunque –de hecho– los pasados 20 años ha crecido muy poco. En realidad prácticamente se ha estancado.
Y en cuanto al volumen de emisiones de gases de efecto invernadero derivado del consumo de energía en el mundo mundial
, aseguremos que crecieron aceleradamente en 26 años, de 1947 a 1973. Luego evolucionaron lentamente en los siguientes 35 de 1973 a 2008. Finalmente, han descendido en los últimos 17 años, de 2008 a 2025.
¿Qué pasó mientras con el brillante dinamismo eléctrico? Creció 18 veces el volumen de electricidad producido hasta 2007, y luego sólo ha crecido muy poco de 2007 a 2025.
¿Qué pasa con esos crecimientos diferentes? Dice una buena amiga: acata linamiento
, delgado pero firme. O sea, ¡no es fácil! Pero hay que explicarlo y, como hemos comentado, observar las relaciones de sus crecimientos. E imaginar qué puede acontecer en el futuro. De veras.