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Negocios y empresas

El nuevo fetichismo

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ace más de 150 años, Marx escribió un capítulo en El capital sobre el fetichismo de las mercancías, en el que explica que los productos adquieren vida propia. Ahora, un nuevo fetiche toma la delantera; se trata de la inteligencia artificial, a la cual se le otorgan atributos sobrehumanos.

Científicos y políticos presentan un escenario apocalíptico sobre esta tecnología, algo parecido al monstruo creado por el doctor Frankenstein, que piensa, siente y actúa en forma autónoma. Muchas personas plantean que hay que ponerle freno a la inteligencia artificial, ya que gana autonomía y pronto superará a sus creadores, por lo que controlará a la humanidad.

A lo largo de la historia, el desarrollo científico y tecnológico siempre ha sido visto con suspicacia. Las máquinas fueron estigmatizadas al sustituir a los obreros; con los automóviles pasó lo mismo, al aparecer como una creación del mismísimo demonio; la energía atómica también fue rechazada, ya que puede acabar con cualquier signo de vida en la Tierra… y así podemos señalar miles de ejemplos del temor que genera el progreso en la sociedad.

Junto con ese fenómeno se presenta la antropomorfización de cosas y animales (atribuir formas y funciones humanas a ideas, animales y cosas). Diversas culturas se imaginan a Dios como un ser humano, a las mascotas se les atribuyen comportamientos y sentimientos que no tienen y a las cosas también se les da un valor intrínseco inexistente.

A la inteligencia artificial se le otorgan poderes que van más allá de lo racional. Los propios creadores de esta tecnología, como Yoshua Bengio, señalan grandes peligros: Construimos máquinas cada vez más inteligentes. Y un día serán más inteligentes que nosotros y serán autónomas. Sus objetivos podrían no coincidir con los nuestros, señala.

Pero al igual que el resto de las tecnologías, se trata simplemente de una herramienta. Se puede usar para el bien o para el mal, como la energía atómica, pero es el ser humano quien lo decide. Es el hombre el que da sentido a su creación y no al revés; la tecnología no nos da sentido.

La inteligencia artificial es una herramienta compleja, pero nunca se comparará con los atributos humanos.